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Conseguir el bienestar psicológico a través del cuerpo se puede entender partiendo del fundamento de que el Ser humano es un ente en el que se unen cuerpo-mente y emociones.

Y que todo ello funciona como un único engranaje a través de nuestro Sistema Nervioso.

Cada vez que nuestra mente emite un pensamiento se da una reacción física, y esa reacción se vincula con una emoción (consciente o no).

Cuando el dolor emocional se convierte en físico

El dolor emocional es la suma del dolor psíquico y físico, puesto en un contexto determinado y que muchas veces no logras expresar en palabras.

El dolor emocional se siente en el cuerpo físico, y éste puede emitir diferentes señales.

Por ejemplo: 

Cuando padeces estrés laboral continuo, puedes llegar a desarrollar un dolor psíquico que se representa en forma de pensamientos repetitivos del estilo: “El trabajo acabará conmigo”, “odio este trabajo”, “ es pensar en el lunes y ya me derrumbo”, “soy una fracasada”, etc.

Estos pensamientos generados de forma continua pueden producir en el cuerpo dolores físicos como:

  • Ahogo
  • Presión en el pecho
  • Tensión o dolor de cabeza
  • Zumbidos en los oídos
  • Dolor de cuello y hombros
  • Falta de energía
  • Mareos
  • Dolor abdominal… etc.

Esta mezcla de pensamientos y sensaciones físicas da origen un dolor emocional que se define como una intensa sensación de tristeza, angustia, desmotivación, frustración, apatía, etc.

Cuanto más tiempo pasa sin dar solución a esta situación, más fuerza cobra el dolor emocional y más intenso el dolor físico.

Llegando en muchos casos a provocar lesiones crónicas, bloqueos, rigidez articular, tendinitis, roturas musculares u óseas, etc.

Depresión por dolor físico

En una gran mayoría de casos, el dolor físico es generado por el dolor psíquico, aunque también puede ocurrir al revés.

Pero hay algo claro: tanto el dolor físico como el dolor psíquico  pueden llegar a provocar la depresión

La depresión por dolor físico suele desarrollarse cuando el dolor físico se alarga en el tiempo, haciéndose cada vez más intenso e incapacitante. 

El dolor físico impide que la persona pueda desenvolverse con normalidad en su día a día.

Su vida gira en torno al dolor físico y deja de lado actividades de su vida que le provocan placer o gusto. Al aislarse en el dolor, termina minándose psicológica y emocionalmente.

Como ves, no controlar o frenar a tiempo el dolor (físico y emocional) puede desarrollar consecuencias que pueden cambiar la vida de una persona.

Regular el sistema nervioso utilizando el cuerpo

Puedes regular tu sistema nervioso utilizando tu cuerpo.

Es algo que enseño a mis alumnos a través de mis clases de grupos reducidos con base en la metodología LK Movimiento Inteligente, además de enseñarles su funcionamiento, para que consigan autoregularse.

Y quiero también dejar aquí pequeños recursos útiles.

El sistema nervioso tiene múltiples funciones, entre ellas recibir y procesar toda la información que proviene tanto del interior del cuerpo como del entorno, con el fin de regular el funcionamiento de los demás órganos y sistemas. 

Regular el sistema nervioso para que funcione en perfecto orden, armonía, unidad y coherencia, implica regular la información que recibe del cuerpo, de la mente y de las emociones

Iniciaba el artículo con el comentario de que el Ser humano integra mente, cuerpo y emociones en uno. Aquí lo explico más detallado.

Científicamente se sabe que los pensamientos tienen un efecto inmediato en la postura, y también que cómo nos movemos modifica nuestras emociones.

Así lo explican el doctor Bessel Van Der Kolk (te recomiendo su libro “El cuerpo lleva la cuenta”, basado en diferentes investigaciones con pacientes post traumas) y el neurocientífico Antonio Damasio.

Por este efecto, si transformas espontáneamente la manera en la que te mueves y expresas,  tus emociones se normalizan y el sistema nervioso se regula.

La transformación espontánea surge con la sincronía de los movimientos con la mente. Y esto lo facilita la práctica diaria.

Algunos ejemplos de transformación espontánea en el día a día:

  • Te das cuenta que ya no corres a diario (sales del automatismo), y cuando lo haces, eres consciente de que estás corriendo.
  • Sales a pasear y tu mente disfruta de los movimientos y el paseo se vuelve mucho más agradable y placentero.
  • Hablas y los gestos que acompañan tu voz son tranquilos y pausados igual que tu voz y tu mensaje.
  • Haces las tareas de casa a un ritmo mucho más tranquilo, incluso llegas a disfrutar de ellas porque el ritmo que te envuelve y tus pensamientos están sincronizados

Movimientos conscientes para regular el sistema nervioso

También por estudios doctorales sabemos que un sistema nervioso bien regulado se expresa a través de movimientos suaves, armónicos, equilibrados, lentos, fluidos, agradables, etc.

Cuando nos movemos de esta forma, nos expresamos de la misma forma que lo haría un sistema nervioso bien regulado.

Es mucho más fácil y accesible regular el sistema nervioso a través del cuerpo que hacerlo desde la mente, porque el cuerpo lo puedes tocar, sentir y ver. En cambio, los pensamientos son muy escurridizos, volátiles, difíciles de identificar, intangibles y, muchas veces, su credibilidad está en dudas.

Por esto mismo utilizo en mis clases grupales los movimientos conscientes para regular el sistema nervioso. Y, de esta forma, ayudar a reducir y eliminar el estrés y ansiedad de mis alumnos.

Además de que yo misma he podido regular mi sistema nervioso en una etapa de estrés, ansiedad y ataques de pánico.

Si estás en un momento de estrés o ansiedad extremo, la mejor opción para ti es el curso online de 8 semanas individualizado.

Y si te apetece probar una clase de movimiento corporal consciente forma gratuita, ahora mismo.

Escríbeme por privado para resolver tus dudas.

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